INTRODUCCIÓN
Actualmente la sociedad se encuentra viviendo diversos
cambios, algunos no tan perceptibles, otros mas evidentes y pocos de los que a
pesar de las diversas evoluciones del contexto, siguen causando no solo
polémica si no que continúan con gran influencia en el mismo y aun sobre todo
en las formas de vivirlo, nos referimos a los valores con los que tanto niños,
jóvenes y adultos se desenvuelven dentro de la sociedad y que de manera directa
dirigen el rumbo de la misma, dicho tema es el que trataremos de exponer mas
profundamente al interior de estas paginas; con el fin de que la enseñanza de
los mismos sea mas efectiva y productiva, tanto para el docente como para el
alumno y por ende se traduzca con éxito en la sociedad, pues recordemos que como
docentes formadores, tenemos en nuestras manos las generaciones del futuro, es
decir, quienes conformaran las futuras
sociedades.
Como educadores no podemos estar ajenos a esta
problemática, pues diversos programas, se ponen en marcha dentro de las escuelas
para la mejora de las conductas de nuestros alumnos, haciendo alusión a la gran
necesidad de direccionar el rumbo de la sociedad carente de dichos valores, es
común escuchar en los noticieros, leer en los periódicos o simplemente vivir en
nuestro entorno, diferentes situaciones que se derivan por la carencia en la
practica de estos.
Por ello como seres humanos contamos con facultades
superiores que nos permiten desarrollar valores, potencialidades y cualidades,
los cuales nos proporciona la oportunidad de regular nuestras conductas y
actitudes ante la vida diaria, lo ideal seria que cada uno de estos elementos
fuera encaminado positivamente hacia un bienestar en común. Son muchos quienes
piensan que la educación en valores debería estar presente en los procesos
educativos de la educación y nadie se opone a ello.
Desde nuestra perspectiva los valores
son creaciones humanas que tenemos que desarrollar en los alumnos para que
estos construyan una sociedad dinámica,
evolutiva y que sean capases de reflexionar ante una problemática social que se
les presente en la vida diaria, pero también es importante que los valores se
transmitan y asimilen por aprendizaje social no solo a la espera que sea la educación quien se encargue de
transmitirlos a los estudiantes. Los valores son fruto de la reflexión
colectiva de los grupos humanos y de la acción comunicativa sobre los modos de
satisfacer las necesidades humanas naturales y culturales y de mejorar las
situaciones personales y sociales, imaginando otras situaciones individuales y
colectivas deseables y posibles.
Para (Schwartz, 1990) los valores
son representaciones cognitivas inherentes a tres formas de exigencia
universal: las exigencias del organismo, las reglas sociales de interacción y
las necesidades socio-institucionales que aseguran el bienestar y el
mantenimiento del grupo.
El concepto de los valores
constituye una fuerza interior profunda que define y caracteriza a la persona,
que da identidad y aglutina los grupos humanos. Son aquellas cualidades positivas
que influyen en ti al tomar decisiones, regulan tu conducta, son guías que
orientan la vida de las personas y permiten decidir sobre lo que está bien y lo
que está mal. La comprensión clara de un valor capacita para tomar decisiones
que concuerden con aquello que se cree.
1.1 ¿QUÉ SE ENTIENDE POR VALOR?
Concepto
de valor aparece en la literatura especializada moderna, por primera vez en el
campo económico, es precisamente Adam Smith quien lo utiliza, posteriormente
quienes más han desarrollado este concepto son los filósofos a grado tal, que a
finales del siglo XIX surge una disciplina, parte de la filosofía, conocida con
el nombre de Axiología o Teoría de los Valores, entre sus principales
representantes cabe mencionar a Alexius Meinong (1848-1915), H. Lotze
(1817-1881) y W. Windelband (1817-1881).
Los
valores son guías que el hombre obtiene a lo largo de su vida y que ayudan a
formar su personalidad para orientar correctamente su conducta, en donde cada
individuo tiene su propia escala de valores, los cuales se aprenden viviéndolos
a través de la práctica con los demás y expresándolos siempre.
1.1.1 LA ADQUISICIÓN DE LOS VALORES
1.1.1 LA ADQUISICIÓN DE LOS VALORES
Es común pensar en la familia como primera
instancia para la adquisición de los valores en cualquier individuo. Retomamos
lo que nos dice Savater: “Los valores humanos se adquieren con el
ejemplo”. La familia estimula las primeras relaciones humanas, fomenta
valores y establece las normas de convivencia social en el niño; pero, en la
escuela se enriquecen los valores y normas que cada niño lleva y que lo hacen
auténtico, por lo cual el profesor requiere conocer a sus alumnos para que con
respeto los lleve a reflexionar sobre la dinámica de vida social en la que se
desenvuelve y en la que deben participar de manera armónica. La educación
es el medio que forma a las personas de acuerdo a un determinado modelo social.
En la educación se pretende que el hombre reflexione sobre el mundo y la
realidad que vive dentro de la sociedad a la que pertenece. Además, las escuelas
contribuyen a la educación moral como socialización, porque trasmite normas y
significaciones de valor que se consideran positivas. Así pues, creemos
que formar en valores, en términos de la institución escolar, significa asumir
cambios profundos, en lo que se pretende objetivamente en los programas.
Se requiere continuar con la revisión de los
planes y programas de estudio interrelacionando todas las asignaturas con los
valores.
Axiología
“(del griego axios, “lo que es valioso o estimable” y logos, “ciencia”), teoría
del valor o de lo que se considera valioso. La axiología no sólo trata de los
valores positivos, sino también de los valores negativos, analizando los
principios que permiten considerar que algo es o no valioso, y considerando los
fundamentos de tal juicio. Axiología: “Parte de la filosofía que estudia
la naturaleza de los valores (lo bello, lo bueno, etc.) y su influencia” Históricamente, la sociedad se rige por sus
principios de valores. Se dice que sólo lo valioso es digno de vivirse, de
construirse, de defenderse y en este contexto esos principios valorativos rigen
la conducta y acciones de los seres humanos en todos los ámbitos de su vida. Lo
anterior se puede constatar en cada uno de los actos que se realizan, siempre
hay necesidad de evaluar, es decir, de emitir un juicio de valor acerca de algo
o alguien. Un valor es un fenómeno en el que está presente la relación
entre lo subjetivo y lo objetivo, que de una u otra manera expresa a nivel
superior la personalidad del individuo. Un ser humano sin valores, puede ser
conocido como ser viviente, como un organismo, como un elemento más de la
naturaleza, pero nunca como una persona que piensa, siente, actúa y en su
actuación expresa siempre determinados valores, es decir, formas determinadas
de concebir y apreciar a la realidad, a la sociedad, a las demás personas, sus
relaciones y acciones, y a la naturaleza en general. De este modo, se asume la
definición de Fabelo Corzo donde se dice que un “valor es la significación
socialmente positiva de los objetos y fenómenos de la realidad”. Los
valores son un factor fundamental en la vida social del ser humano, ya que sin
ellos sería difícil la sana convivencia entre los individuos si consideramos,
que ciertas conductas humanas son determinadas anteriormente por los valores. Los
valores son ideas que comparten y aceptan los integrantes de un sistema
cultural y que influyen en su comportamiento. Se refieren a pautas deseables de
conducta individual y colectiva, que proporcionan los parámetros que determinan
conductas que son apropiadas.
Estas
conductas deseables son adquiridas a través de la educación, de la transmisión
de conocimientos, por lo que desde el punto de vista educativo, son
considerados referentes o pautas que orientan el comportamiento humano hacia la
transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan
orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo
social.
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad. Cuando se habla de valores es importante mencionar que el comportamiento del hombre siempre presenta una dualidad, por lo que no debemos olvidarnos que cada individuo oscila entre extremos opuestos; dando a los valores una tergiversación tal que su imagen se ve difuminada y por otra parte, en algunas ocasiones existe el desinterés o ignorancia respecto a los valores.
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad. Cuando se habla de valores es importante mencionar que el comportamiento del hombre siempre presenta una dualidad, por lo que no debemos olvidarnos que cada individuo oscila entre extremos opuestos; dando a los valores una tergiversación tal que su imagen se ve difuminada y por otra parte, en algunas ocasiones existe el desinterés o ignorancia respecto a los valores.
La
convivencia humana a lo largo de la historia ha sido posible gracias a los
valores, que se enseñan mediante el ejemplo. El fin último de la educación debe
ser inculcar y fortalecer una sólida formación en valores a fin de crear, no
hombres sabios, sino hombres virtuosos. Desde un punto de vista
socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o
abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación
social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada
orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo
social.
Desde
una perspectiva idealista, La escuela fenomenológica considera que los valores
son ideales y objetivos; valen independientemente de las cosas y de las estimaciones
de las personas. Así, aunque todos seamos injustos, la justicia sigue teniendo
valor. En cambio, los realistas afirman que los valores son reales
(valores y bienes son una misma cosa).
Todos
los seres tienen su propio valor. En síntesis, las diversas posturas conducen a
Inferir dos teorías básicas acerca de los valores, dependiendo de la postura
del objetivismo o del subjetivismo axiológico. El aprendizaje de los valores y
de las actitudes es un proceso lento y gradual en donde influyen distintos
factores y agentes. “Aunque los rasgos de la personalidad y el carácter de cada
quien son decisivos en su adquisición, también desempeñan un papel indiscutible
las experiencias personales previas, el medio donde crecemos, las actitudes que
transmiten las personas significativas, la información y las vivencias
escolares, los medios masivos de comunicación”.
Los
valores morales son aquellos que perfeccionan al hombre en lo más íntimamente
humano, en pocas palabras, el valor moral o ético es el que hace virtuosa a la
persona, haciéndola más humana, con mayor calidad como persona; surgen
primordialmente en el individuo por influjo y en el seno de la familia, y son
valores como el respeto, la tolerancia, la honestidad, la lealtad, el trabajo,
la responsabilidad, etc., y se dan únicamente en actos o productos
humanos.
Sólo lo que tiene una significación humana puede ser valorado moralmente. Para que se dé esta transmisión de valores son de vital importancia la calidad de las relaciones con las personas significativas en su vida, sus padres, hermanos, parientes y posteriormente amigos y maestros. Es además indispensable el modelo y ejemplo que estas personas significativas muestren al niño, para que se dé una coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Sólo lo que tiene una significación humana puede ser valorado moralmente. Para que se dé esta transmisión de valores son de vital importancia la calidad de las relaciones con las personas significativas en su vida, sus padres, hermanos, parientes y posteriormente amigos y maestros. Es además indispensable el modelo y ejemplo que estas personas significativas muestren al niño, para que se dé una coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Además
es de suma importancia la comunicación de la familia. Cuando el niño ha
alcanzado la edad escolar se hará participe de esta comunicación abierta, en la
toma de decisiones y en aportaciones sobre asuntos familiares. Posteriormente
estos valores morales adquiridos en el seno de la familia ayudarán a
insertarnos eficaz y fecundamente en la vida social.
De
este modo la familia contribuye a lanzar personas valiosas para el bien de la
sociedad. Recordemos que una persona valiosa, es una persona que posee valores
interiores y que vive de acuerdo a ellos. Un hombre vale entonces, lo que valen
sus valores y la manera en como los vive. Desde un punto de vista
socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o
abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación
social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada
orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social.
Los
jóvenes, como los adultos, se enfrentan a un mundo de problemas y decisiones
que reflejan la complejidad de la vida del hombre. En estas decisiones están en
juego los valores como fuerzas directivas de acción. Éstos con frecuencia
entran en conflicto; en parte por la poca claridad del sistema de valores de la
sociedad y la desorientación de la existencia humana.
2.1 CARACTERÍSTICAS
DE LOS VALORES
¿Qué
hace que algo sea valioso? La humanidad ha adoptado criterios a partir de los
cuales se establece la categoría o la jerarquía de los valores.
Consideramos los siguientes criterios como más significativos para nuestra investigación:
Durabilidad: Los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el tiempo que otros.
Consideramos los siguientes criterios como más significativos para nuestra investigación:
Durabilidad: Los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el tiempo que otros.
Integralidad: Cada
valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible.
Flexibilidad: Los
valores cambian con las necesidades y experiencias de las personas.
Satisfacción: Los valores generan satisfacción en las personas que los practican.
Polaridad: Todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; todo valor conlleva un contravalor.
Satisfacción: Los valores generan satisfacción en las personas que los practican.
Polaridad: Todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; todo valor conlleva un contravalor.
Jerarquía: Hay
valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y otros como
inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales). Las
jerarquías de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo
progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.
Trascendencia: Los
valores trascienden el plano concreto; dan sentido y significado a la vida
humana y a la sociedad.
Dinamismo: Los valores se
transforman con las épocas.
Aplicabilidad: Los valores se
aplican en las diversas situaciones de la vida; entrañan acciones prácticas que
reflejan los principios valorativos de la persona.
Complejidad: Los valores obedecen
a causas diversas, requieren complicados juicios y decisiones.
Subjetivos:
Los valores tienen
importancia al ser apreciado por la persona su importancia es la apariencia no
para los demás. Cada una los busca de acuerdo con sus intereses.
Objetivos:
Los
valores son también objetivos porque se dan independientemente del conocimiento
que se tenga de ellos. Sin embargo, la valoración es subjetiva, es decir,
depende de las personas que lo juzgan. Por esta razón, muchas veces creemos que
los valores cambian, cuando en realidad lo que sucede es que las personas somos
quienes damos mayor o menor importancia a un determinado valor.
3.1 LA FAMILIA Y LOS VALORES
La
familia posee una significación positiva para la sociedad y en tal sentido es
ella misma un valor. Como forma primaria de organización, es el primer grupo de
referencia para cualquier ser humano. Y lo ha sido siempre: hubo familia antes
de existir clases sociales, antes de que aparecieran las naciones, antes de que
se concibiera siquiera cualquier otro tipo de vínculo humano.
La familia es la mayor y la mejor fortaleza que se pueda tener para enfrentar cualquier tipo de adversidad, por constituir el espacio natural donde se dan los valores como el respeto, la solidaridad, el amor, la confianza y la unión.
La familia es la mayor y la mejor fortaleza que se pueda tener para enfrentar cualquier tipo de adversidad, por constituir el espacio natural donde se dan los valores como el respeto, la solidaridad, el amor, la confianza y la unión.
Es a
través de los vínculos afectivos prevalecientes al interior de la familia,
sobre todo en relación con los niños, se produce la apropiación del lenguaje
como medio fundamental de comunicación y socialización, es en ese marco donde
se aprende a sentir, a pensar, a concebir el mundo de un determinado modo y se
reciben las orientaciones primarias de valor.
Los
valores son elementos muy centrales en el sistema de creencias de las personas
y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras
necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los
otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos. Por lo tanto la
familia constituye el medio por el cual el sujeto en formación, el niño, recibe
las primeras informaciones, aprende actitudes y modos de percibir la realidad,
construyendo así los contextos significativos iníciales. La familia es un punto
de partida arbitrario ya que es al que más fácilmente podemos acceder. Como
parte integrante de la red social más amplia es portadora de un sistema de
ideas, creencias, valores, actitudes que tamiza a través de su propia dinámica,
de sus mitos y rituales.
Los
valores constituyen un complejo y multifacético fenómeno que guarda relación
con todas las esferas de la vida humana. Están vinculados con el mundo social,
con la historia, con la subjetividad de las personas, con las instituciones,
etc. Realmente vivimos un mundo lleno de valores. Y, por supuesto, uno de los
ámbitos fundamentales donde los valores tienen su asiento es en la familia.
Los
valores, las reglas, los ritos familiares están al servicio de la estabilidad
familiar, funcionan como sello de identidad para las distintas familias, están
al servicio del sentido de pertenencia. Por otro lado, existen fuerzas internas
y externas, como el proceso evolutivo de los miembros de una familia.
Desde esta perspectiva, la familia aparece como el mejor contexto para acompañar a la persona para transitar los cambios que implica necesariamente la vida. Es así que los valores nos orientan, nos hacen comprender y estimar a los demás, pero también se relacionan con la imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y se relaciona con el sentimiento sobre nuestra competencia social.
Desde esta perspectiva, la familia aparece como el mejor contexto para acompañar a la persona para transitar los cambios que implica necesariamente la vida. Es así que los valores nos orientan, nos hacen comprender y estimar a los demás, pero también se relacionan con la imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y se relaciona con el sentimiento sobre nuestra competencia social.
4.1 La Sociedad y los Valores
Al
nacer, no somos ni buenos ni malos, desconocemos las normas que rigen nuestra
familia o cualquier otro circulo social. Nuestra conciencia ética se va
desarrollando con el paso de los años.
Pero,
necesitamos una guía para saber que actos son correctos o incorrectos, lo que
está bien o lo que está mal dentro de la sociedad a la que perteneceremos. Por
eso es tan importante enseñar los valores cívicos que les permitan
desarrollarse y convivir en una sociedad plural.
Los valores son las normas de conducta y actitudes según las cuales nos comportamos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto.
Hay
algunos valores fundamentales que todas las personas debemos asumir para poder
convivir unos con otros y que son importantes tener siempre presentes y cumplir
sin perjudicar a nadie. La adquisición
de valores acordes a la sociedad, depende, como casi todo en la vida de los
humanos, de sentirse querido y seguro, de desarrollar lazos estables con los
padres y de tener confianza en sí mismo. Sólo sobre una base de amor y
seguridad podrá aprender e interiorizar los valores éticos correctos. Lo
más importante: el ejemplo que dan los padres en su forma de relacionarse con
los demás, de pedir las cosas, de ceder el asiento, de repartir lo que les
gusta, de renunciar a algo, de defender a alguien así como el respeto por las
personas como con sus cosas, etc.
Un
comportamiento de los padres que transmite tolerancia, respeto, solidaridad,
confianza y sinceridad empapa a los infantes, de todos estos valores y haciendo
que aprendan a actuar respetándolos siempre.
A
veces, parece como si nada escapara a la atención de los niños pequeños, y
aunque la imitación no es el único mecanismo de aprendizaje que tienen los
niños, es el primero y sienta las bases de un aprendizaje futuro. Como los
niños imitan permanentemente a la gente que los rodea, es lógico que de igual
forma imiten conductas que transmiten los medios de comunicación.
El
hecho de vivir en sociedad nos lleva a desarrollar otros valores considerados
“sociales” los cuales tienen como propósito la sana convivencia entre los
individuos que componen una misma sociedad, aceptar los valores sociales a
menudo significa renunciar a los deseos personales, pues convivir es aprender a
tolerar, comprender las diferencias y limitar la propia voluntad.
5.1 LA ESCUELA
Y LOS VALORES
Actualmente
se habla mucho de la necesidad o la ausencia de los valores en distintos campos
de la vida social, pero especialmente en la escuela. Todos tenemos, en el
conocimiento y en la realidad de la vida, la experiencia de lo que son los
valores.
Los
valores valen y valen porque son. Son una realidad en el orden del ser, del ser
real del ser de las cosas, del ser del hombre en lo individual y en lo social.
En
ese sentido entonces, el valor es una realidad que tiene tres características
fundamentales primero, es una realidad que conviene; segundo, es una realidad
que perfecciona; y tercero, es un realidad que se relaciona con todos los seres
que hay en el mundo. Esto, en términos educativos, tiene una enorme
importancia, si la educación ha de ser humanista, es decir, promotora de la
perfección de los seres humanos entonces necesariamente deberá ayudar a
promover los valores que convienen, perfeccionan y desarrollan a todos los
seres humanos.
Por tanto, educar en valores, exige, entre otras cosas, conocer la realidad objetiva. Por eso es tan importante en el plano educativo tener una idea aunque sea general de la clasificación de los valores que todos vivimos en nuestra vida, por ejemplo desde el punto de vista de su realidad y contenido.
Así,
tenemos valores materiales, valores biológicos, valores psicológicos, valores
espirituales y se podría seguir señalando otras categorías, las cuales tienen
que ver con el ser humano.
Uno
de los objetivos de la educación básica y media superior es proporcionar a los
niños herramientas, conocimientos, actitudes, valoraciones y disposiciones
éticas que les ayuden a participar de manera democrática y civilizada en su
sociedad.
El
tema de los valores es un problema acerca de la responsabilidad humana y el
significado del hombre en su interacción en su mundo que lo rodea, entre lo que
es o que debería ser, no solo es un problema, si no ¨el problema¨ por
excelencia de los dilemas humanos. Ello a provocado que, en el nivel
internacional, tanto la política como la educación deban replantear sus
objetivos, prioridades y métodos de trabajo, de manera que a ultimas fechas la
UNESCO y otros organismos internacionales han declarado que los fines
educativos del hombre deben dirigirse, de modo impostergable, en primer termino
hacia la educación moral y en segundo hacia el desarrollo de valores y
actitudes (Marin-Ibañez, 1987; Rassek y Vaidenu, 1987).
Lo
anterior a llevado a concluir que es necesario un cambio inminente en los
compromisos y acciones educativas que generen nuevos conocimientos y promuevan
la ejecución de estrategias, métodos y técnicas novedosas que complemente y
fortalezca una verdadera formación sistemática e integral de la sociedad, de
modo que surjan profesionistas y políticos verdaderamente responsables y
sensibles a los problemas de su entorno.
La
profunda ignorancia de la educación moderna sobre estos temas a creado una de
las paradojas mas alarmantes de finales del siglo, que se denomina el síndrome
del analfabetismo moral, ya que mientras rinde culto a la información y al
simple conocer, no da importancia a la sabiduría ni al desarrollo de la
conciencia; además, dicha educación a mostrado insensibilidad ante una de las
mayores urgencias de hoy en día: producir seres responsables, comprometidos y
críticos de su papel ante las verdaderas necesidades humanas.
El
concepto de educación que caracteriza al sistema escolar en las sociedades
modernas engloba igualmente la transmisión de conocimientos y la formación de
hábitos, habilidades y valores. “Desde cualquier escuela emergen
valores”.
Hablar del proceso de enseñanza-aprendizaje de los valores en general y de los valores morales en particular en el sistema formal debería ser, por lo tanto, una actividad que merecería el mismo tratamiento que los demás contenidos, en lo que se refiere a sus perspectivas teóricas, a su conceptualización y sus consecuencias prácticas.
Hablar del proceso de enseñanza-aprendizaje de los valores en general y de los valores morales en particular en el sistema formal debería ser, por lo tanto, una actividad que merecería el mismo tratamiento que los demás contenidos, en lo que se refiere a sus perspectivas teóricas, a su conceptualización y sus consecuencias prácticas.
Sin
embargo, como entre nosotros esta realidad no ha sido así, lo anterior se
encuentra todavía tan alejado del quehacer cotidiano en nuestras aulas, que no
es exagerado afirmar que su posibilidad no pasa de ser la expresión de los buenos
deseos de muchos o un ideal.
La
educación implica siempre un proceso de socialización. Este proceso es
necesario e inevitable en la construcción de la identidad del educando; pero,
para que la socialización en la escuela contribuya efectivamente a la formación
del sujeto se requiere que las redes de interacción que se realizan dentro y
fuera del aula y las regulaciones que dan forma a esas interacciones llenas de valores
y no de seudo valores. Es necesario, entonces, tener muy claros cuales
son los valores que se pretenden fomentar y realizar una socialización
consciente en la que dichos valores estén presentes.
La
estrategia educativa en este caso no es otra que la de generar un ambiente
escolar cargado de valores así como el respeto con sus compañeros y profesores.
La educación en los valores no es sólo de carácter informativo, sino que se centra fundamentalmente en el trabajo de actitudes y procedimientos; es también y sobre todo, proveer de condiciones, generar climas y ayudar como el andamio lo hace al que trabaja y construye a recrear los valores, a encontrar formas nuevas de encarnar los ya existentes, hallar maneras novedosas de valorar su vida y orientarla para que quien aprende sea capaz de identificar no sólo su lugar en el mundo, sino ser autor y, antes que nada, dueños de sus actos.
La educación en los valores no es sólo de carácter informativo, sino que se centra fundamentalmente en el trabajo de actitudes y procedimientos; es también y sobre todo, proveer de condiciones, generar climas y ayudar como el andamio lo hace al que trabaja y construye a recrear los valores, a encontrar formas nuevas de encarnar los ya existentes, hallar maneras novedosas de valorar su vida y orientarla para que quien aprende sea capaz de identificar no sólo su lugar en el mundo, sino ser autor y, antes que nada, dueños de sus actos.
6.1
LA CRISIS DE LOS VALORES
Se sabe que continuamente se está hablando de una crisis de
valores, que muchas veces se asocia a una crisis de la familia. Y ciertamente,
a pesar de que la familia es la más antigua forma de organización humana y tal
vez el ámbito social donde mayor fuerza tiene las tradiciones y la tendencia a
su conservación, esto no significa que no cambie y que sea una entidad siempre idéntica
a sí misma, dada de una vez y para siempre.
Los
cambios en la familia, por supuesto, se insertan dentro de determinados cambios
globales de la sociedad. Hoy mismo estamos viviendo en un mundo muy dinámico,
matizado por el tránsito hacia lo que se ha dado en llamar Posmodernidad. Y
esta transición representa un cambio en la interpretación de los valores.
Decimos
que hay una crisis, desde el momento en que nos encontramos en un tiempo
marcado por la prisa, dónde la efectividad y la productividad son las aptitudes
más valoradas en los seres humanos, quitándoles a éstos dicha categoría,
mecanizándolos y sistematizando su trabajo, dejando de lado la reflexión sobre
su acción y por ende, impidiéndole su evolución. La crisis entonces, se
constituye en base a las limitaciones que tienen los individuos para actuar, en
no identificar los límites entre una acción y su reacción y sobre todo, en el
miedo al rechazo por parte de la sociedad.
Los
valores, como bases para el pensamiento y la acción del hombre, se ven difusos
y confusos, y por tanto, el hombre pretende que éstos ya no son importantes,
que los actos que me colman de beneficios y comodidades, con las clases
dominantes de la sociedad, serán los que en verdad vale la pena realizar. Pensar
en valores, es pensar en una red de sujetos, que al acercarnos a alguno de sus
terrenos, podemos trastocar su ideología con nuestras palabras y acciones, y es
tarea del pedagogo, hacer accesible cada uno de los contextos que conforman la
realidad familiar, social y escolar.
6.1.2
QUÉ Y CÓMO EDUCAR EN VALORES, EN TIEMPOS DE CRISIS
Para
entender qué es la educación en valores, debemos saber, primero, que la
educación, en sí misma, ya es un valor. La educación en valores es el proceso
mediante el cual se guía y se forma a los alumnos para que sean capaces de
utilizar su experiencia axiológica de manera consciente para construir su
proyecto personal de vida. Su objetivo es el desarrollo de destrezas, hábitos,
actitudes y conocimientos, que capaciten a las personas para hacer, intervenir,
comportarse, aprender e interrelacionarse con los demás, en base a valores. Snook
(2003) ya había señalado el nexo entre la teoría ética y la pedagogía en el
aula.
Este
investigador argumenta que el maestro ético es el que comprende tanto el
propósito moral de la educación y la importancia de considerar el proceso de
enseñanza como esencialmente ética en su naturaleza. La educación en valores
implica la adquisición de un conjunto de competencias, que le capaciten al
alumno para aprovechar las oportunidades y para dar respuesta a las exigencias
de su entorno. Busca la formación integral del individuo, para que este se desenvuelva
de manera competente en un entorno social, cultural y personal diverso (Touriñán,
2006a y 2006b). Por supuesto, es importante hacer énfasis en hecho de educarlos
para que sepan aprovechar las oportunidades, desarrollarse y lograr sus objetivos,
sin perjuicio de los demás, es decir, sin utilizar el conflicto ni la violencia,
como instrumentos para ello (Díaz-Aguado, 1996). La educación en valores
constituye un elemento fundamental para el autoconocimiento y para una óptima
integración social y profesional del individuo. Esto implica "aprender a
ser, aprender a respetar, aprender a valorar y aprender a aprender"
(Moreno, Álvarez y Cardoso, 2001).
El
hecho de cómo educar en valores y qué tipo de valores debemos transmitir, en el
aula, es una tarea compleja. Para dar respuesta a estas dos grandes
interrogantes, debemos partir del análisis de la realidad global (externa al
centro) y específica del aula. La realidad del contexto global nos muestra que
se están acentuando una serie de problemas, que tienen un alcance universal,
como son la pobreza, la desigualdad, la inseguridad, la intolerancia y
últimamente, la corrupción generalizada, en las instituciones públicas y sociales.
En este sentido, pese a que existe discrepancia en la universalización
axiológica,
Es
prioritario proponer la formación de unos valores éticos y morales universales,
que no se basen en posturas doctrinarias específicas, sino en principios
universales, no Perspectivas sobre educación en valores en tiempos de crisis
excluyentes. Asimismo, la realidad del aula es que la educación en valores
no se trabaja como un eje transversal: se enseña valores, de manera esporádica
y casual, y como un contenido más, los objetivos se reducen al contexto del
aula, y la educación de valores personales y ciudadanos cada vez tiende a
menos. Intentado responder a la interrogante de cómo educar en valores en
tiempos de crisis, encontramos las propuestas de Tierno (1992, 1993 y 1996)
sobre los valores humanos, integrados con el modelo de De la Fuente (1999 y
2000), cuando afirman que los valores se deben trabajar en tres niveles: el
nivel cognitivo, el nivel de los sentimientos y afectos, y el nivel de las
acciones o comportamientos. Si la transmisión del conocimiento axiológico es
imprescindible en la formación, es igualmente preciso el contacto directo con
los valores y su vivencia. De entre las diversas estrategias existentes para
abordar la controversia social en las aulas (Morrison, et al. 2005) , la indisciplina
(Morrison, et al. 2001), etc., como son las que van desde buscar una mayor
implicación del alumno en el proceso de enseñanza aprendizaje, mejorar la
comunicación y las relaciones interpersonales en el aula, plantear y desarrollar
una disciplina asertiva, con plena autoridad del profesor, se subraya la tendencia
a generar valores humanistas, teniendo en cuenta las características de los alumnos
(Watson, et al. 1998). Con el fin de definir más esto, se reconoce que el
ejemplo vivido es mucho más edificante que las palabras. Ahora bien, el proceso
educativo, que siempre es dinámico, naturalmente permite realizar cambios que modifican
la pertinencia de los valores, de acuerdo con los intereses del educando. No
obstante, el modelo más pertinente, con relación al alcance que la educación en
valores debe tener en la estructura subjetiva del educando es el que se orienta
al desarrollo integral del educando, al logro de
la plenitud humana a través del desarrollo del juicio, del autocontrol y del
ejercicio de una conducta clara y coherente (Peiró, 2012a) con los valores
personales y sociales. La base del acto didáctico se puede sintetizar en la
realidad de la acción de cada alumno que, como especificación de la propia
humana, no puede ser otra que “conocer-sintiendo construyendo” (Peiró, 2013, cap. 1). Este modelo, planteado
por Peiró (1982) no busca una adquisición desordenada de valores, tampoco meros
temas o conocimientos ideales, menos provocar sentimentalismos, sino una
educación holista (Peiró, 2012b y 2013). La concepción de la educación
axiológica funciona de la siguiente manera: el educando observa y conoce la
realidad a través de la percepción (imitación, ejemplo, vicarianza).
Este
proceso se completa con la comprensión y el libre raciocinio-juicio del
intelecto (estimativa). El segundo nivel implica la consecuente vida afectiva
relativa al valor que se ha entendido (nadie ama lo que no conoce); se puede
decir que es la inteligencia de los afectos, que da paso a las actitudes
relativas a valores. La importancia de esta dimensión es crucial, ya que los
procesos de aprendizaje, de todo tipo, incluido el aprendizaje de los valores,
se energetizan mediante los sentimientos (pensemos en la levadura en su acción dentro
de la masa de harina amasada). Por último, en esta educación axiológica
holista, encontramos la dimensión del actuar de manera constructiva (Peiró,
1999, 2005, 2012b).
¿Qué
se construye? Si se ha efectuado un juicio libre y los valores han sido
estimados sin contaminar emocionalmente la inteligencia, las actitudes
predisponen a que cada cual se formule propósitos que, si los realiza, serían
acciones libres. La repetición de tal tipo de actos en libertad promueve en el
escolar de unos hábitos positivos para cada tipo de valor. Entonces tenemos que
uno va acumulando sus características: ordenado, puntual, esforzado, atento,
estudioso, etc. El desarrollo de estas tres dimensiones, integradas y equilibradas
daría como resultado una educación axiológica coherente y sólida personalizada.
Con
relación a los tipos de valores, no existe una clasificación única de los
valores.
CONCLUSIÓN
Como
resultado de esta investigación podemos precisar, que los valores son guías que
el hombre obtiene a lo largo de su vida y que ayudan a formar su personalidad
para orientar correctamente su conducta, en donde cada individuo tiene su
propia escala de valores, los cuales se aprenden viviéndolos a través de la
práctica con los demás y expresándolos siempre.
Esto
se debe, en gran medida a la transformación de los valores, ya que con el paso
del tiempo se han modificado constantemente, lo que dificulta a la persona su
apropiación y práctica, esto da como resultado que cada quien conciba a los
valores de un modo distinto, lo que ha propiciado una crisis.
La
educación en valores es un elemento fundamental para el autoconocimiento y para
la integración social y profesional. Les permitirá, a los alumnos, aprender a
ser, aprender a respetar, aprender a valorar y aprender a aprender. Por tanto,
la escuela debe ser el contexto formal, desde donde se promueva la integración
del desarrollo personal, la integración ciudadana y la tolerancia y
solidaridad, en un mundo diverso, y al mismo tiempo global. Los valores se
pueden aprender en contextos informales y formales, especialmente en la familia
y en el contexto escolar. Se pueden aprender o desaprender. En su aprendizaje,
el sujeto puede desempeñar un papel activo, o, por el contrario, puede adoptar
valores de manera inconsciente (Hernández, 2002). Por ello, creemos que es importante
organizar y tomar decisiones previas sobre qué, para qué y cómo se puede trabajar
la educación en valores en el aula
Evidentemente,
la educación en valores nos presenta varios desafíos: considerar la educación
en valores como un elemento natural del proceso enseñanza-aprendizaje; formar
en valores universales, pero también en valores determinados por la cultura a
la que pertenecen los alumnos, porque no se puede enseñar en un vacío cultural;
construir la escuela como un modelo de práctica democrática, que permita a los
alumnos entender, a partir de problemas concretos, cuáles son sus derechos y
deberes y cómo el ejercicio de su libertad está limitado por los derechos y la
libertad de los demás, y potenciar la formación, en base a una axiología
educativa, para formar individuos y ciudadanos competentes.
Fuentes
de información
v Ayala Fernández Marta. “El fomento de la
práctica de valores, contenidos en los planes y programas de educación
primaria”. U.P.N, México. 2003. P.40, 44.
v Ayala Rubio, Silvia. Valores en la Enseñanza
y Formación de Valores. En Educar. Revista de Educación. Gobierno del Estado de
Jalisco. México, Nueva Época No. 4, Enero-Marzo de 1998 Guadalajara JAL. PP.
19-27
v BARATERÍA. Revista Castellano-Manchega de
Ciencias Sociales, Nº
15, pp. 151-160, 2013, ISSN: 1575-0825
v Bautista, Diego Oscar. “La ética en los
servidores públicos .U.P.N., México. 2001. P-57
v Baxter
Pérez Esther. La Formación de
Valores. Una tarea pedagógica. Pueblo y Educación: La Habana, Cuba. 1989. P.
136
v Gómez Palacios José Joaquín, “Buenos Días I”,
Material para educar en valores cada jornada escolar, Edit. Gil Editores,
Puebla, México 2000. P. 5
v González, R. y Diez, E. “Educación en
valores”. Acción tutorial en la ESO. Madrid. Edit. Escuela Española. 1997. P,
123
v Hernández, M. A. Educación y Valores en
México. Ed. Esfinge: México. 1991 P. 125
v IEPS, “Educación y valores”, sentido de la
acción educativa en nuestro tiempo, cuarta edición, Narcea, S.A. de Ediciones,
Madrid, 1985. P, 137
v Kirschenbaum, en F. Palacios (ed.), ¨La
enseñanza activa de los valores en el aula ¨, Revista Mexicana de Pedagogía,
México, 1995, p.21.
v Magaña Bravo Marco, “Guía Interactiva de los
valores humanos”. Ed. Litópolis México 2001. P-53.
v Risieri Frondizi. ¿Qué son los valores? Ed.
Fondo de Cultura Económica. Santiago de Chile, 1995. P.135
v Savater, Fernando. El valor de educar.
Instituto de estudios educativos y sindicales de América, CEA- SNTE: México.
1997. p 16, 17
v Vázquez, E. Reflexiones sobre el valor.
Suplemento Cultural de Últimas Noticias. 1999 P. 3
me fue útil ;)
ResponderBorrarexcelente trabajo
Borrarque debemos hacer para los estudiante retoma los valores y el respeto y los simbolos patrios. porfavor
ResponderBorrarLOS VALORES SON EL SIMIENTO DE LAS PERSONAS EN EL MUNDO EN ESTE CICLO DE LA VIDA LA EDUCACION ES EL PRINCIPIO Y EL FIN DE LA VIDA.
ResponderBorrarAlguien sabe como se llama el autor?
ResponderBorrarLos valores no vienen de casa es de cada uno
ResponderBorrarEs cierto
Borrarnombre del autor??
ResponderBorrarMe resulta muy útil, pero ¿saben el nombre del autor?
ResponderBorrarinformación muy útil.
ResponderBorrar¿Quién es el autor?
Quien es el autor?
ResponderBorrarMuy bueno.
ResponderBorrar¿Quién es el autor?
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